Aproximadamente hay 7.000 millones de personas en el mundo.
Todos tienen una lengua.
Por desgracia, no es siempre la misma.
Y para hablar con otras naciones tenemos que aprender idiomas.
Esto resulta, muchas veces, tedioso.
Pero hay lenguas que son muy parecidas.
Sus hablantes están en condiciones de entenderse sin tener que dominar el otro idioma.
Este fenómeno recibe el nombre de
inteligibilidad mutua
.
Puede ser de dos clases.
La primera es la inteligibilidad mutua oral.
En este caso los hablantes se comprenden cuando hablan entre ellos.
Pero la forma escrita de la otra lengua no la entienden.
La razón de esto es que cada lengua utiliza sistemas de escritura diferente.
Un ejemplo de una situación semejante nos lo dan las lenguas hindi y urdu.
La segunda modalidad es la inteligibilidad mutua escrita.
En este caso, la comprensión interlingüística se produce en la forma escrita.
Pero al conversar, los hablantes de una y otra lengua apenas se comprenden.
La causa es una fuerte diferencia en la pronunciación.
Un ejemplo de este tipo lo tenemos con el alemán y el neerlandés.
En la mayoría de las lenguas emparentadas se dan las dos clases.
Esto quiere decir que son mutuamente inteligibles tanto en el registro oral como en la forma escrita.
Así sucede entre el ruso y el ucraniano, o entre el tailandés y el idioma laosiano.
Sin embargo, existen también formas asimétricas de inteligibilidad mutua.
En este caso, la comprensión de uno de los hablantes es diferente a la comprensión del otro.
Por ejemplo, los portugueses entienden mucho mejor el español que los españoles el portugués.
También los austriacos comprenden a los alemanes mejor que en sentido contrario.
En estos ejemplos, la pronunciación o una variedad dialectal representan obstáculos.
Quien aspire a tener buenas conversaciones todavía tiene que aprender algo más…