Cada vez más personas reciben una educación bilingüe.
Tales personas pueden hablar más de una lengua.
Muchas de estas personas cambian frecuentemente de lengua.
Deciden qué lengua hablar según la situación que tengan delante.
En el ámbito laboral, por ejemplo, hablan una lengua y en la esfera doméstica, otra.
Así se adaptan a su medio.
Pero existe también la posibilidad de cambiar de lengua de forma espontánea.
A este fenómeno se lo denomina, en inglés,
code-switching
.
Mediante el cambio de código se cambia de lengua durante el acto mismo de habla.
Puede haber numerosas razones que expliquen el cambio de lengua por parte de los hablantes.
Muchas veces los sujetos no encuentran la palabra adecuada en una lengua.
Tienen que recurrir a otra lengua para expresarse con propiedad.
Puede suceder, asimismo, que los hablantes se sientan más seguros hablando una lengua determinada.
Esa lengua representa, entonces, su opción para expresar asuntos privados o personales.
A veces una palabra concreta no existe en un idioma.
En casos semejantes los hablantes están obligados a cambiar de lengua.
O resulta que cambian de idioma porque no quieren ser comprendidos.
En tales situaciones el
code-switching
funciona como una lengua cifrada.
Al principio, esta hibridación lingüística se juzgaba de forma muy crítica.
Se pensaba que así los hablantes acababan sin poder hablar correctamente ninguna lengua.
Hoy el fenómeno se ve de otra manera.
Se reconoce en el cambio de código la expresión de una especial competencia lingüística.
Puede ser interesante observar a los hablantes durante el cambio de código.
Resulta frecuente que entonces no solo cambien de lengua.
Otros elementos comunicativos también se transforman.
Muchos individuos hablan más rápido, más alto o acentuando más las palabras en la otra lengua.
O utilizan espontáneamente más gestos y una mímica más desarrollada.
En esta línea, resulta que el cambio de código supone también un cambio de cultura…